Los doce trabajos de Hércules, primera parte: el nacimiento, la juventud y el matrimonio de Hércules

El dios Zeus, señor del Olimpo y rey de todos los dioses, decidió engendrar a un héroe que ganara gran renombre y combatiera junto a los dioses para poner fin a la guerra contra los gigantes. Así pues, habiendo ordenado a Helios detener su carro, Zeus se unió a la princesa Alcmena durante una noche de tres días de duración. De aquella unión nació Hércules, el mayor de todos los héroes, quien estaba destinado a llevar a cabo extraordinarias hazañas.

La diosa Hera, quien odiaba a Hércules por ser hijo de Zeus y una mortal, intentó causar la muerte del héroe desde un principio. Cuando Hércules tenía tan sólo diez meses, la reina de los dioses envió dos enormes serpientes a su cuna para que lo devoraran. Sin embargo, el bebé agarró a ambas serpientes por el cuello y, valiéndose de su fuerza sobrehumana, las asfixió hasta la muerte. 

Hércules Farnesio, siglo III. Copia 
romana en mármol del original griego 
en bronce del siglo IV a.C. 

En su juventud, Hércules fue educado por los mejores maestros de Grecia. Éurito, nieto de Apolo, el dios arquero, le enseñó el manejo del arco y las flechas. Autólico, el mejor de los ladrones, y Cástor, hijo de Zeus, lo instruyeron en el arte del combate cuerpo a cuerpo. Anfitrión, esposo de Alcmena, le enseñó a conducir carros de guerra. Y Lino, hermano del propio Orfeo, el mayor de los poetas, fue su profesor de música. 

Aunque tenía grandes aptitudes para el combate, a Hércules le costaba aprender a tocar la lira. En una ocasión, su maestro Lino, exasperado, llegó incluso a golpearlo. Entonces Hércules, en defensa propia, le devolvió el golpe con su cítara acabando sin quererlo con su vida. Aunque el joven había actuado en defensa propia, temiendo que volviera a ocurrir algo parecido, el rey Anfitrión envió a Hércules a cuidar bueyes. Así pues, Hércules llegó a la edad adulta atendiendo los rebaños de su familia. 

Siendo ya un hombre, por ser hijo de Zeus, Hércules aventajó a todos en fuerza y estatura, y sus ojos brillaban con el resplandor del fuego. Cuando un león procedente de la tierra de Citerón comenzó a devorar los ganados del rey Tespio y de la familia de Hércules, éste decidió darle caza. En los cincuenta días que duró su cacería, Hércules se hospedó en el palacio del rey Tespio. El rey, que deseaba que sus hijas tuvieran un hijo con Hércules, le entregó una cada noche para que se uniera con ellas. Y él, que pensaba que cada noche yacía con la misma joven, las dejó embarazadas. Finalmente, Hércules logró dar caza al león de Citerón, y, cuando regresaba de la cacería, se topó con los heraldos de la ciudad de Orcómeno.

Los heraldos se dirigían a Tebas, la ciudad de Hércules, para recaudar un desproporcionado tributo impuesto por la fuerza, pero Hércules les cortó la nariz y las orejas y se burló de ellos ordenándoles que se las llevaran como tributo a su rey en su lugar. Indignado por la burla de Hércules, Ergino, rey de Orcómeno, reunió a su ejército y marchó contra Tebas. Sin embargo, Hércules, tomando las armas de la diosa Atenea, logró matar a Ergino en la batalla y puso en fuga a sus soldados. El héroe obligó entonces a los habitantes de Orcómeno a pagar un tributo doble a la ciudad de Tebas. 

Ruinas de la fortaleza de Tebas, hogar de Hércules 
durante su infancia según la mitología.

Como recompensa por sus servicios, Creonte, rey de Tebas, entregó a Hércules a su hija Mégara por esposa, con quien fundaría una familia. Sin embargo, cuando la celosa diosa Hera infundió un terrible ataque de locura a Hércules, éste arrojó a sus hijos a una hoguera. Al recobrar la cordura, horrorizado por sus propias acciones, el héroe abandonó Tebas y se presentó ante el viejo rey Tespio, quien le había acogido durante la cacería del león. 

Tras ser purificado por el anciano, Hércules partió a Delfos para preguntar al oráculo dónde habría de establecerse en el futuro. En Delfos, la Pitia le indicó que debería llevar a cabo una serie de trabajos al servicio de Euristeo, rey de Tirinto. Asimismo, la Pitia le reveló que ganaría la inmortalidad como recompensa por dichas pruebas y le dio entonces por primera vez el nombre de Hércules, pues hasta aquel momento el héroe se había llamado Alcides, como su abuelo.

Para leer los doce trabajos de Hércules, pincha en los siguientes enlaces:



Fuente:
Apolodoro, Biblioteca Mitológica.

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jueves, 27 de marzo de 2014

Los doce trabajos de Hércules, primera parte: el nacimiento, la juventud y el matrimonio de Hércules

El dios Zeus, señor del Olimpo y rey de todos los dioses, decidió engendrar a un héroe que ganara gran renombre y combatiera junto a los dioses para poner fin a la guerra contra los gigantes. Así pues, habiendo ordenado a Helios detener su carro, Zeus se unió a la princesa Alcmena durante una noche de tres días de duración. De aquella unión nació Hércules, el mayor de todos los héroes, quien estaba destinado a llevar a cabo extraordinarias hazañas.

La diosa Hera, quien odiaba a Hércules por ser hijo de Zeus y una mortal, intentó causar la muerte del héroe desde un principio. Cuando Hércules tenía tan sólo diez meses, la reina de los dioses envió dos enormes serpientes a su cuna para que lo devoraran. Sin embargo, el bebé agarró a ambas serpientes por el cuello y, valiéndose de su fuerza sobrehumana, las asfixió hasta la muerte. 

Hércules Farnesio, siglo III. Copia 
romana en mármol del original griego 
en bronce del siglo IV a.C. 

En su juventud, Hércules fue educado por los mejores maestros de Grecia. Éurito, nieto de Apolo, el dios arquero, le enseñó el manejo del arco y las flechas. Autólico, el mejor de los ladrones, y Cástor, hijo de Zeus, lo instruyeron en el arte del combate cuerpo a cuerpo. Anfitrión, esposo de Alcmena, le enseñó a conducir carros de guerra. Y Lino, hermano del propio Orfeo, el mayor de los poetas, fue su profesor de música. 

Aunque tenía grandes aptitudes para el combate, a Hércules le costaba aprender a tocar la lira. En una ocasión, su maestro Lino, exasperado, llegó incluso a golpearlo. Entonces Hércules, en defensa propia, le devolvió el golpe con su cítara acabando sin quererlo con su vida. Aunque el joven había actuado en defensa propia, temiendo que volviera a ocurrir algo parecido, el rey Anfitrión envió a Hércules a cuidar bueyes. Así pues, Hércules llegó a la edad adulta atendiendo los rebaños de su familia. 

Siendo ya un hombre, por ser hijo de Zeus, Hércules aventajó a todos en fuerza y estatura, y sus ojos brillaban con el resplandor del fuego. Cuando un león procedente de la tierra de Citerón comenzó a devorar los ganados del rey Tespio y de la familia de Hércules, éste decidió darle caza. En los cincuenta días que duró su cacería, Hércules se hospedó en el palacio del rey Tespio. El rey, que deseaba que sus hijas tuvieran un hijo con Hércules, le entregó una cada noche para que se uniera con ellas. Y él, que pensaba que cada noche yacía con la misma joven, las dejó embarazadas. Finalmente, Hércules logró dar caza al león de Citerón, y, cuando regresaba de la cacería, se topó con los heraldos de la ciudad de Orcómeno.

Los heraldos se dirigían a Tebas, la ciudad de Hércules, para recaudar un desproporcionado tributo impuesto por la fuerza, pero Hércules les cortó la nariz y las orejas y se burló de ellos ordenándoles que se las llevaran como tributo a su rey en su lugar. Indignado por la burla de Hércules, Ergino, rey de Orcómeno, reunió a su ejército y marchó contra Tebas. Sin embargo, Hércules, tomando las armas de la diosa Atenea, logró matar a Ergino en la batalla y puso en fuga a sus soldados. El héroe obligó entonces a los habitantes de Orcómeno a pagar un tributo doble a la ciudad de Tebas. 

Ruinas de la fortaleza de Tebas, hogar de Hércules 
durante su infancia según la mitología.

Como recompensa por sus servicios, Creonte, rey de Tebas, entregó a Hércules a su hija Mégara por esposa, con quien fundaría una familia. Sin embargo, cuando la celosa diosa Hera infundió un terrible ataque de locura a Hércules, éste arrojó a sus hijos a una hoguera. Al recobrar la cordura, horrorizado por sus propias acciones, el héroe abandonó Tebas y se presentó ante el viejo rey Tespio, quien le había acogido durante la cacería del león. 

Tras ser purificado por el anciano, Hércules partió a Delfos para preguntar al oráculo dónde habría de establecerse en el futuro. En Delfos, la Pitia le indicó que debería llevar a cabo una serie de trabajos al servicio de Euristeo, rey de Tirinto. Asimismo, la Pitia le reveló que ganaría la inmortalidad como recompensa por dichas pruebas y le dio entonces por primera vez el nombre de Hércules, pues hasta aquel momento el héroe se había llamado Alcides, como su abuelo.

Para leer los doce trabajos de Hércules, pincha en los siguientes enlaces:



Fuente:
Apolodoro, Biblioteca Mitológica.

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