El hombre y los dioses según lord Dunsany


«
Entonces, cuando los hombres de Yarnith descubrieron que el Hambre no provenía de los dioses, se levantaron y lucharon contra ella. Cavaron profundos pozos, y mataron cabras para alimentarse en las cimas de las montañas de Yarnith, y partieron lejos, y recolectaron hojas de hierba donde todavía crecían, para que su ganado pudiera vivir.
Así combatieron el Hambre, pues decían: "Si Yarni Zai no es un dios, entonces en Yarnith no hay nada más poderoso que los hombres, ¿y va a creer el Hambre que le puede enseñar los colmillos a los señores de Yarnith?" Y dijeron: "Si no vamos a obtener ninguna ayuda de Yarni Zai, no hay más socorro que el que podamos obtener de nuestra propia fuerza y poder, y somos los dioses de Yarnith, y el salvamento de Yarnith arde en nuestros corazones, o su castigo, según nuestro deseo". 
Y el Hambre mató aún a algunos, pero los demás levantaron las manos diciendo:  "Son las manos de los dioses", y persiguieron al Hambre hasta que se alejó de las casas de los hombres y de las cercanías de los rebaños, y los hombres siguieron persiguiéndola hasta que llegó, por encima del ardor de la batalla, un millón de susurros de la lluvia que se escuchó por la tarde, débilmente, en la lejanía. Entonces el Hambre huyó aullando por las montañas, y por encima de las crestas, y se convirtió en algo de lo que ya sólo se habla en las leyendas de Yarnith.»

Lord Dunsany, Los Hombres de Yarnith

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martes, 1 de abril de 2014

El hombre y los dioses según lord Dunsany


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Entonces, cuando los hombres de Yarnith descubrieron que el Hambre no provenía de los dioses, se levantaron y lucharon contra ella. Cavaron profundos pozos, y mataron cabras para alimentarse en las cimas de las montañas de Yarnith, y partieron lejos, y recolectaron hojas de hierba donde todavía crecían, para que su ganado pudiera vivir.
Así combatieron el Hambre, pues decían: "Si Yarni Zai no es un dios, entonces en Yarnith no hay nada más poderoso que los hombres, ¿y va a creer el Hambre que le puede enseñar los colmillos a los señores de Yarnith?" Y dijeron: "Si no vamos a obtener ninguna ayuda de Yarni Zai, no hay más socorro que el que podamos obtener de nuestra propia fuerza y poder, y somos los dioses de Yarnith, y el salvamento de Yarnith arde en nuestros corazones, o su castigo, según nuestro deseo". 
Y el Hambre mató aún a algunos, pero los demás levantaron las manos diciendo:  "Son las manos de los dioses", y persiguieron al Hambre hasta que se alejó de las casas de los hombres y de las cercanías de los rebaños, y los hombres siguieron persiguiéndola hasta que llegó, por encima del ardor de la batalla, un millón de susurros de la lluvia que se escuchó por la tarde, débilmente, en la lejanía. Entonces el Hambre huyó aullando por las montañas, y por encima de las crestas, y se convirtió en algo de lo que ya sólo se habla en las leyendas de Yarnith.»

Lord Dunsany, Los Hombres de Yarnith

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