La historia de Ásmund Matador de Guerreros y Hildibrand, el rey de los hunos

Hace mucho tiempo, reinaba en Suecia el poderoso y distinguido Budli, padre de la hermosa Hild. Un día, se presentaron ante el rey dos enanos llamados Olius y Alius, los cuales pidieron permiso al monarca para pasar el invierno en sus tierras. El rey les permitió alojarse en su sala tan pronto como Olius y Alius se declararon habilidosos herreros, pidiéndoles a cambio que forjaran dos maravillosas espadas para él. Cuando eso hicieron los enanos, el rey Budli examinó la resistencia de las armas. La espada de Alius pasó la prueba del rey, pero cuando éste forzó el arma de Olius, la espada se quebró por la empuñadura, de modo que el rey ordenó al enano forjar un arma mejor. Ofendido, el herrero se dirigió a la fragua y forjó una nueva espada para el rey Budli. Éste se mostró satisfecho con su nueva espada, pero el enano le advirtió de que, como castigo por su arrogancia, su nueva arma sería causa de inevitable muerte para sus nietos. Furioso por las palabras del agorero enano, el rey Budli maldijo a Olius e intentó golpear con su propia espada a los enanos, pero éstos se escabulleron velozmente bajo el suelo utilizando caminos subterráneos. Para que la espada no causara ningún daño, entonces, el rey Budli hizo fabricar una caja de plomo para ella y ordenó a sus hombres que la hundieran en las aguas de Lögrinn. 

Espadas vikingas encontradas en diferentesyacimientos arqueológicos del norte de Europa.

Tiempo después, un formidable guerrero llamado Helgi, hijo de Hildibrand el Poderoso, rey de los hunos, navegó al encuentro del rey Budli en Suecia. Helgi fue recibido honores a su llegada y, cuando expresó su deseo de desposar a Hild, la hermosa hija del rey, éste se mostró de acuerdo. Así pues, el rey Helgi tomó por esposa a la joven Hild, y entonces los reinos de Helgi y Budli quedaron hermanados políticamente. De la unión de Helgi y Hild nació Hildibrand, que habría de convertirse en el más hermoso de los hombres. Tan pronto como el pequeño Hildibrand comenzó a andar, su padre, el rey Helgi, lo envió al país de los hunos, donde Hildibrand fue instruido en el arte del combate por su venerable abuelo, Hildibrand el Poderoso. Después de esto, el rey Helgi partió en una expedición de saqueo y el rey Budli envejeció gobernando sus tierras. 

Habiendo escuchado que el rey Budli se encontraba viejo y débil y que su yerno había partido, el rey Álf de Dinamarca reunió a sus hombres. Comandados por el poderoso Áki, la mano derecha del rey, los daneses saquearon el reino de Budli causando una gran devastación a su paso. Aunque el rey Budli reunió a su ejército tan pronto como pudo, sus hombres no lograron detener el implacable avance de Áki y el viejo Budli murió en la batalla. El rey Álf, por tanto, tomó como botín todas sus riquezas y a su hija Hild, esposa de Helgi y madre de Hildibrand. Para recompensar al poderoso Áki por sus servicios, el rey Álf se la entregó por esposa, y de la unión de Áki y Hild nació un niño llamado Ásmund, quien pronto fue fuerte, actuó como vikingo y comandó un gran número de guerreros. Mientras tanto, Hildibrand, hijo de Hild y nieto de Budli, se había convertido ya en el respetado líder de los hunos. Cuando Hildibrand conoció la noticia de la muerte de su abuelo y el secuestro de su madre, reunió a su ejército y partió hacia Dinamarca. 


Alertado del ataque de los hunos, el rey Álf fue en busca de Hildibrand con su ejército y, cuando ambos se encontraron, trabaron batalla. Hildibrand, campeón de los hunos, logró atravesar las formaciones de los daneses y acometió contra el rey Álf. Blandiendo su espada con ambas manos, enloquecido por su furia de berserkr, Hildibrand dio muerte al rey Álf. A continuación, Hildibrand tomó aullando el estandarte de su enemigo y persiguió a los daneses, causando innumerables bajas entre sus filas. Cuando, tras saquear tierras lejanas, Ásmund y su padre regresaron a Dinamarca, fueron informados de la muerte del rey Álf. Ásmund decidió entonces tomar a Aesa la Bella, hija del difunto rey, como esposa. Sin embargo, el apuesto y renombrado Eyvind Pellejo pretendía también a la princesa. Así pues, Aesa la Bella decidió casarse con aquel que tuviera las manos más hermosas. Las manos de Eyvind resultaron ser blancas y bellas, pues se habían teñido poco de sangre y no se habían afeado con los golpes. Las manos de Ásmund, por el contrario, estaban llenas de cicatrices y muy oscurecidas por la sangre y las heridas de las armas. Tras examinar las manos de Ásmund, Aesa la Bella decidió casarse con él, ya que las suyas eran las manos de un auténtico guerrero. Sin embargo, antes de celebrar la ceremonia, Aesa rogó a Ásmund que vengara la muerte de su padre a manos de Hildibrand. Para ello, la princesa le aconsejó sumergirse en las aguas del lago Lögrinn en busca de la espada maldita del rey Budli, pues tan sólo aquella prodigiosa arma, forjada por el enano Olius, podría hacer ceder la espada de Hildibrand, nieto del rey Budli. 


El Funeral de un Vikingo, por Richard Dicksee, 1893.

Cuando Ásmund sacó la espada del rey Budli del interior del lago, hizo pedazos con su hacha la caja que la contenía. Tan resistente era la espada que, cuando el filo del hacha la golpeó a través de la caja, se desprendió del mango su ancha hoja. Armado con la espada maldita del rey Budli, Ásmund viajó entonces a la tierra de los sajones, quienes vivían oprimidos por Hildibrand y sus hombres. Allí, los duques sajones informaron a Ásmund de los constantes saqueos que sufrían a manos de los guerreros berserkir de Hildibrand el huno. Cuando Ásmund se ofreció a librarlos de la opresión de Hildibrand, los duques sajones temieron por su vida. No obstante, la hermana de los duques les contó que había soñado con la llegada de un guerrero que traería gran felicidad a su reino. Así pues, alentado por la profecía de la hermana de los duques, Ásmund decidió enfrentarse solo y sin ayuda a los hombres de Hildibrand. 

En un terreno asomado a las frías aguas del Rin, Ásmund esperó a los enviados de Hildibrand y los derrotó uno a uno a medida que llegaban. Enfurecido por las constantes derrotas de sus hombres, Hildibrand llegó a enviar a once guerreros berserkir a la vez contra Ásmund. Éste sintió miedo entonces, pero, la noche antes del combate, las Spádísir, diosas del destino, le prometieron la victoria en sus sueños. Así pues, Ásmund combatió contra los once campeones de Hildibrand y, tras darles muerte, arrojó sus cadáveres al Rin. Cuando Hildibrand supo que sus campeones habían sido anquiliados, le sobrevino la furia de berserkr y marchó al encuentro de Ásmund. Tal era su locura que, recorriendo la orilla del Rin en busca de su enemigo, Hildibrand se topó con su propio hijo y lo asesinó brutalmente. En cuanto Ásmund supo que Hildibrand había partido en su busca, se preparó para salirle al paso y, cuando ambos se encontraron al fin, desenvainaron sus espadas y combatieron. Ambos lucharon largo tiempo con gran cólera, y sus golpes fueron extraordinariamente violentos. Finalmente, malherido, Hildibrand hizo acopio de fuerzas y golpeó a Ásmund con toda su energía blandiendo la espada con ambas manos. Sin embargo, cuando su espada golpeó el yelmo de Ásmund, la maldición del enano Olius hizo que el arma se partiera por debajo de la empuñadura y su pomo cayera, chirriando, en el río. Así, habiendo recibido numerosas heridas y desprovisto de su espada, Hildibrand murió a manos de Ásmund. Se cumplió de ese modo el oscuro maleficio del enano Olius, quien había advertido al rey Budli que la espada traería la muerte a su descendencia. 

Tras la muerte de Hildibrand, Ásmund no se alegró por su victoria, pues ambos eran hijos de la misma madre, Hild, hija de Budli. Cuando regresó a Dinamarca, se casó con Aesa la Bella tal y como ésta le había prometido. Y desde entonces, por haber dado muerte a los campeones de los hunos y al propio Hildibrand, Ásmund fue llamado Matador de Guerreros.


Fuente: Saga de Ásmund Matador de Guerreros.

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jueves, 6 de marzo de 2014

La historia de Ásmund Matador de Guerreros y Hildibrand, el rey de los hunos

Hace mucho tiempo, reinaba en Suecia el poderoso y distinguido Budli, padre de la hermosa Hild. Un día, se presentaron ante el rey dos enanos llamados Olius y Alius, los cuales pidieron permiso al monarca para pasar el invierno en sus tierras. El rey les permitió alojarse en su sala tan pronto como Olius y Alius se declararon habilidosos herreros, pidiéndoles a cambio que forjaran dos maravillosas espadas para él. Cuando eso hicieron los enanos, el rey Budli examinó la resistencia de las armas. La espada de Alius pasó la prueba del rey, pero cuando éste forzó el arma de Olius, la espada se quebró por la empuñadura, de modo que el rey ordenó al enano forjar un arma mejor. Ofendido, el herrero se dirigió a la fragua y forjó una nueva espada para el rey Budli. Éste se mostró satisfecho con su nueva espada, pero el enano le advirtió de que, como castigo por su arrogancia, su nueva arma sería causa de inevitable muerte para sus nietos. Furioso por las palabras del agorero enano, el rey Budli maldijo a Olius e intentó golpear con su propia espada a los enanos, pero éstos se escabulleron velozmente bajo el suelo utilizando caminos subterráneos. Para que la espada no causara ningún daño, entonces, el rey Budli hizo fabricar una caja de plomo para ella y ordenó a sus hombres que la hundieran en las aguas de Lögrinn. 

Espadas vikingas encontradas en diferentesyacimientos arqueológicos del norte de Europa.

Tiempo después, un formidable guerrero llamado Helgi, hijo de Hildibrand el Poderoso, rey de los hunos, navegó al encuentro del rey Budli en Suecia. Helgi fue recibido honores a su llegada y, cuando expresó su deseo de desposar a Hild, la hermosa hija del rey, éste se mostró de acuerdo. Así pues, el rey Helgi tomó por esposa a la joven Hild, y entonces los reinos de Helgi y Budli quedaron hermanados políticamente. De la unión de Helgi y Hild nació Hildibrand, que habría de convertirse en el más hermoso de los hombres. Tan pronto como el pequeño Hildibrand comenzó a andar, su padre, el rey Helgi, lo envió al país de los hunos, donde Hildibrand fue instruido en el arte del combate por su venerable abuelo, Hildibrand el Poderoso. Después de esto, el rey Helgi partió en una expedición de saqueo y el rey Budli envejeció gobernando sus tierras. 

Habiendo escuchado que el rey Budli se encontraba viejo y débil y que su yerno había partido, el rey Álf de Dinamarca reunió a sus hombres. Comandados por el poderoso Áki, la mano derecha del rey, los daneses saquearon el reino de Budli causando una gran devastación a su paso. Aunque el rey Budli reunió a su ejército tan pronto como pudo, sus hombres no lograron detener el implacable avance de Áki y el viejo Budli murió en la batalla. El rey Álf, por tanto, tomó como botín todas sus riquezas y a su hija Hild, esposa de Helgi y madre de Hildibrand. Para recompensar al poderoso Áki por sus servicios, el rey Álf se la entregó por esposa, y de la unión de Áki y Hild nació un niño llamado Ásmund, quien pronto fue fuerte, actuó como vikingo y comandó un gran número de guerreros. Mientras tanto, Hildibrand, hijo de Hild y nieto de Budli, se había convertido ya en el respetado líder de los hunos. Cuando Hildibrand conoció la noticia de la muerte de su abuelo y el secuestro de su madre, reunió a su ejército y partió hacia Dinamarca. 


Alertado del ataque de los hunos, el rey Álf fue en busca de Hildibrand con su ejército y, cuando ambos se encontraron, trabaron batalla. Hildibrand, campeón de los hunos, logró atravesar las formaciones de los daneses y acometió contra el rey Álf. Blandiendo su espada con ambas manos, enloquecido por su furia de berserkr, Hildibrand dio muerte al rey Álf. A continuación, Hildibrand tomó aullando el estandarte de su enemigo y persiguió a los daneses, causando innumerables bajas entre sus filas. Cuando, tras saquear tierras lejanas, Ásmund y su padre regresaron a Dinamarca, fueron informados de la muerte del rey Álf. Ásmund decidió entonces tomar a Aesa la Bella, hija del difunto rey, como esposa. Sin embargo, el apuesto y renombrado Eyvind Pellejo pretendía también a la princesa. Así pues, Aesa la Bella decidió casarse con aquel que tuviera las manos más hermosas. Las manos de Eyvind resultaron ser blancas y bellas, pues se habían teñido poco de sangre y no se habían afeado con los golpes. Las manos de Ásmund, por el contrario, estaban llenas de cicatrices y muy oscurecidas por la sangre y las heridas de las armas. Tras examinar las manos de Ásmund, Aesa la Bella decidió casarse con él, ya que las suyas eran las manos de un auténtico guerrero. Sin embargo, antes de celebrar la ceremonia, Aesa rogó a Ásmund que vengara la muerte de su padre a manos de Hildibrand. Para ello, la princesa le aconsejó sumergirse en las aguas del lago Lögrinn en busca de la espada maldita del rey Budli, pues tan sólo aquella prodigiosa arma, forjada por el enano Olius, podría hacer ceder la espada de Hildibrand, nieto del rey Budli. 


El Funeral de un Vikingo, por Richard Dicksee, 1893.

Cuando Ásmund sacó la espada del rey Budli del interior del lago, hizo pedazos con su hacha la caja que la contenía. Tan resistente era la espada que, cuando el filo del hacha la golpeó a través de la caja, se desprendió del mango su ancha hoja. Armado con la espada maldita del rey Budli, Ásmund viajó entonces a la tierra de los sajones, quienes vivían oprimidos por Hildibrand y sus hombres. Allí, los duques sajones informaron a Ásmund de los constantes saqueos que sufrían a manos de los guerreros berserkir de Hildibrand el huno. Cuando Ásmund se ofreció a librarlos de la opresión de Hildibrand, los duques sajones temieron por su vida. No obstante, la hermana de los duques les contó que había soñado con la llegada de un guerrero que traería gran felicidad a su reino. Así pues, alentado por la profecía de la hermana de los duques, Ásmund decidió enfrentarse solo y sin ayuda a los hombres de Hildibrand. 

En un terreno asomado a las frías aguas del Rin, Ásmund esperó a los enviados de Hildibrand y los derrotó uno a uno a medida que llegaban. Enfurecido por las constantes derrotas de sus hombres, Hildibrand llegó a enviar a once guerreros berserkir a la vez contra Ásmund. Éste sintió miedo entonces, pero, la noche antes del combate, las Spádísir, diosas del destino, le prometieron la victoria en sus sueños. Así pues, Ásmund combatió contra los once campeones de Hildibrand y, tras darles muerte, arrojó sus cadáveres al Rin. Cuando Hildibrand supo que sus campeones habían sido anquiliados, le sobrevino la furia de berserkr y marchó al encuentro de Ásmund. Tal era su locura que, recorriendo la orilla del Rin en busca de su enemigo, Hildibrand se topó con su propio hijo y lo asesinó brutalmente. En cuanto Ásmund supo que Hildibrand había partido en su busca, se preparó para salirle al paso y, cuando ambos se encontraron al fin, desenvainaron sus espadas y combatieron. Ambos lucharon largo tiempo con gran cólera, y sus golpes fueron extraordinariamente violentos. Finalmente, malherido, Hildibrand hizo acopio de fuerzas y golpeó a Ásmund con toda su energía blandiendo la espada con ambas manos. Sin embargo, cuando su espada golpeó el yelmo de Ásmund, la maldición del enano Olius hizo que el arma se partiera por debajo de la empuñadura y su pomo cayera, chirriando, en el río. Así, habiendo recibido numerosas heridas y desprovisto de su espada, Hildibrand murió a manos de Ásmund. Se cumplió de ese modo el oscuro maleficio del enano Olius, quien había advertido al rey Budli que la espada traería la muerte a su descendencia. 

Tras la muerte de Hildibrand, Ásmund no se alegró por su victoria, pues ambos eran hijos de la misma madre, Hild, hija de Budli. Cuando regresó a Dinamarca, se casó con Aesa la Bella tal y como ésta le había prometido. Y desde entonces, por haber dado muerte a los campeones de los hunos y al propio Hildibrand, Ásmund fue llamado Matador de Guerreros.


Fuente: Saga de Ásmund Matador de Guerreros.

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